Los días pasaban, y los jóvenes quedaban cada día que podían, se conocían mejor el uno al otro, y también se cogían cariño, tanto que poco a poco llegaron a enamorarse. Poco a poco descubrían que tenían más cosas en común de lo que a simple vista parecía y que no podían vivir el uno sin el otro.
Mucha gente decía que no durarían, que esa relación no tenía futuro, así como también advertían a la muchacha de que tuviera cuidado, pues en teoría todas esas personas conocían a aquel chico mejor que ella, sin embargo la joven no veía problemas en ningún momento y estaba viviendo una etapa preciosa, por lo que no hizo demasiado caso a todos esos comentarios y se dejó llevar por lo que dictaba su corazón.
Sus días comenzaron a ser de los dos, ella no hacía otra cosa que no fuera hablar con el o pensar en el a cada instante, y el siempre le repetía las ganas que tenía de verla, algo que la muchacha adoraba y que además era mutuo. Así pasaron casi un mes en el que cada día tenían más ganas de estar juntos, en el que no había un día que no se desearan y cada vez que se veían se dejaban los labios en todos esos besos tan ansiados y en pequeños mordiscos, así como sus manos estaban siempre unidas, acariciándose suavemente, empleando ese lenguaje en el que no hace falta pronunciar una sola palabra para expresar todo lo que se siente.
Uno de esos días, el la sorprendió entregándole un CD de uno de los grupos favoritos de ambos, un CD que iba más allá de que les gustara un grupo, un CD que contenía la que consideraban su canción, la primera de otras tantas. Ella intentaba negarse, pero el insistió tanto que la muchacha acabó por quedarse el CD, y siempre que escuchaba alguna de sus canciones, se acordaba de aquel que ahora era su chico y además era maravilloso.
La muchacha no podía evitar sonreír al escuchar la canción, la cantaba más contenta que nunca y a la mitad de la canción tenía que detenerse, pues las lágrimas de felicidad comenzaban a invadir sus mejillas lentamente, y ella era consciente de que no se había sentido tan bien en mucho tiempo, la felicidad que reinaba en su vida esos días era superior a la que jamás hubiera podido imaginar. Quizá nadie lo entendiera, pero tampoco buscaba eso, ella se conformaba con ser feliz y poder disfrutar de aquel momento maravilloso que la vida le estaba ofreciendo.
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