Ella, una chica tímida pero soñadora, una chica a la que le costaba coger confianza con la gente, pero una vez la tenía también le cogía cariño y si le caías bien no era fácil que se olvidara de ti. Una chica estudiante de bachillerato como cualquier otra, responsable, pero también fiestera, una muchacha que rara vez te decía que no cuando de salir de fiesta se trataba.
La joven muchacha tenía un sueño: ser actriz, y ese sueño era por el que luchaba día a día, hacer teatro le hacía sentirse completamente feliz, adoraba subirse a un escenario y ser alguien completamente distinto. Sus esfuerzos en cuanto al teatro no se podían comparar, costara lo que costara nunca faltaba a un ensayo, trabajaba en su personaje siempre que encontraba un hueco y no dejaba nunca de aspirar a ser mejor. Era muy consciente de lo difícil que era ese mundo, pero también sabía que si no luchaba por sus sueños, por aquello que de verdad quería, nunca sería completamente feliz.
A pesar de que entre sus compañeros de teatro eran todos de estilos muy distintos, ellos conseguían ser una piña y trabajar en equipo, confiando los unos en los otros, dejando atrás sus diferencias. Ella se sentía genial en cada momento con todos ellos, disfrutando de lo que más le gustaba hacer y disfrutando de una gran compañía, hasta consiguió llevarse unas cuantas amistades más allá de aquel grupo de teatro.
Empezó a acostumbrarse a pasar más tiempo con algunos de ellos, salía mucho con una de las muchachas que acabó por convertirse en parte esencial para ella y conocía a gente nueva poco a poco, a pesar de que no hablaba mucho siempre llevaba su cámara, pues adoraba hacer fotos, y gracias a ello conoció a un chico increíble que cambió muchas cosas en su manera de pensar sobre el amor.
Aquel muchacho le devolvió la confianza en si misma y le levantó el autoestima de una manera increíble, se sentía especialmente bien con el, tanto que decidió quedar con aquel muchacho y darle una oportunidad, parecía que esta vez podía salir bien, pues el era atento y cariñoso, prometía no dejar que le pasara nada malo nunca, a pesar de ser improbable, a ella le encantaban ese tipo de detalles, pues no solo era una soñadora, sino que era muy sensible y cariñosa, y adoraba toda clase de detalles de ese tipo.
Los jóvenes estuvieron hablando durante una semana antes de quedar para volver a verse, y el día del encuentro la sonrisa no se borraba de la cara de ninguno. Se saludaron tímidamente, pasearon y se conocieron más el uno al otro, hablando sobre la historia de sus vidas, sus pasatiempos y alguna anécdota divertida.
Y esto fue solo el principio de una larga historia. Continuará...
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